A los héroes muertos de la revolución, 2018
Acero inoxidable arenado
156 x 156 x 89 cm
Obra producida en colaboración con el MACBA
El monumento a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, de una gran contundencia y eficacia formal y política, se convirtió en un lugar de reunión de la izquierda radical alemana. Para reforzar la función política, más allá de la metáfora de los volúmenes de ladrillos de fábricas usados, Mies van der Rohe también diseñó una serie de elementos de simbología política comunista habitual: una gran estrella de cinco puntas de acero con una hoz y un martillo al centro, y un palo para izar la bandera roja en las grandes ocasiones.
La estrella tenía dos metros y ochenta centímetros de diámetro y no se le podía encargar a un pequeño fabricante, por eso Mies van der Rohe la encargó a la siderúrgica Krupp. Los Krupp, una importante dinastía industrial alemana, posteriormente conocidos por su colaboración con el nazismo y la utilización de presos como mano de obra esclava durante la Segunda Guerra Mundial, se negaron a suministrar un símbolo comunista. Ante esta negativa, el arquitecto encargó cinco piezas de acero en forma romboidal, cinco piezas geométricas desprovistas de significado político, que Krupp aceptó de proporcionar. Posteriormente acopladas, se convirtieron en la estrella de cinco puntas que presidió el monumento hasta que fue retirada por los nazis el 1933 para exponerse en un museo de insignias y estándares confiscados al enemigo.
La pieza Den Toten Helden Der Revolution (A los héroes muertos de la revolución, 2018) recrea este momento previo, de impasse, en qué cinco formas geométricas mudas, en reposo, pueden desplegar toda su capacidad de activación política.